Translate

Visitas

domingo, 27 de enero de 2013

75 años de la aurora de la Guerra Civil


El 25 de enero de 1938, hace ahora 75 años, tuvo lugar una gran aurora boreal que fue visible desde toda Europa. España, en plena guerra civil, vivió el acontecimiento entre la sorpresa, el desconcierto y el miedo.
Desde el Sol sopla un continuo viento de partículas que barre la órbita de la Tierra según se propaga hacia los confines del sistema solar. En épocas de actividad, en el Sol surgen violentas fulguraciones y eyecciones de masa coronal que incrementan enormemente la cantidad de materia transportada por este viento solar. Se trata de partículas con carga eléctrica (electrones y protones) que, cuando alcanzan nuestro planeta, penetran en la atmósfera por los polos siguiendo las líneas del campo magnético terrestre.
El viento solar y la magnetosfera terrestre | NASA
El viento solar y la magnetosfera terrestre | NASA
Cuando se propagan por nuestra atmósfera, estas partículas llegadas del Sol colisionan con los átomos y moléculas atmosféricos transmitiendo parte de su energía, haciéndolos pasar a lo que en física se conoce como 'estados electrónicos excitados'. Como todos los sistemas tienden a un estado de mínima energía, los átomos y moléculas de la atmósfera se liberan de su exceso energético emitiendo luz de colores. El oxígeno emite luz verde, amarilla y roja, mientras que el nitrógeno emite luz azul.
Esta luminiscencia constituye uno de los espectáculos naturales más bellos en el cielo nocturno: las auroras polares. Debido a su mecanismo de formación, las auroras se dan en zonas próximas a los polos terrestres, suelen formarse en anillos irregulares, entre 65 y 75 grados de latitud, que se denominan 'zonas aurorales'. Groenlandia, Laponia, Alaska, la Antártida, son algunos de los lugares donde las auroras son comunes. En el hemisferio norte las auroras reciben el nombre de ‘boreales’ y ‘australes’ en el sur.