Translate

Visitas

viernes, 26 de abril de 2013

Urge limpiar el espacio

Unos 5.000 lanzamientos realizados desde que comenzó la era espacial han ensuciado tanto las órbitas terrestres que ha llegado el momento de empezar a limpiar la basura acumulada ahí arriba y que pone en peligro los satélites en funcionamiento. No basta, por tanto, con reducir el ritmo de producción de más y más basura, sino que hay que pensar ya en tecnologías y estrategias para quitarla, advierten los expertos. Un artefacto que salga al espacio, se aproxime a un viejo satélite apagado y lance una gran red para capturarlo y conducirlo hacia su destrucción controlada es una idea. Otra estrategia posible sería la pesca de fragmentos de basura espacial con una especie de arpón para enganchar y arrastrar el desecho. Los ingenieros estudian diferentes opciones, pero lo que está claro es que hay que actuar cuanto antes. “Las medidas para mitigar el problema de la basura espacial, si los diseñadores de satélites y los operadores de misión las implementan adecuadamente, pueden cortar el crecimiento de la población de desechos en órbita. Sin embargo, la retirada activa de basura es necesaria para revertir el crecimiento de fragmentos”, ha declarado Heiner Klinkrad, director de la oficina de Basura Espacial de la Agencia Europea del Espacio (ESA), en la sexta conferencia de este organismos dedicada al problema. Más de 350 expertos de todo el mundo han debatido esta semana los problemas de la basura espacial en la reunión celebrada en el centro de operaciones ESOC, en Darmastadt (Alemania) y clausurada hoy.

“Hay un amplio y fuerte consenso entre los expertos acerca de la necesidad de actuar ahora para empezar las actividades de retirada de basura espacial”, ha sintetizado Klinkrad. “Nuestra comprensión del creciente problema de la basura espacial se puede comparar con la necesidad de afrontar el problema del cambio climático en la Tierra hace 20 años”.


Actualmente, hay unos 170 millones de fragmentos de basura espacial de tamaño superior a un milímetro, según las estimaciones de los expertos, 670.000 de los cuales son mayores de un centímetro y 29.000 de más de 10 centímetros. A las altas velocidades que llevan, incluso los más pequeños suponen un peligro para los artefactos espaciales funcionando, ya que su impacto puede afectar a partes vitales del mismo. Pero cuando tienen ya un tamaño considerable, los efectos son fácilmente catastróficos. Por ejemplo, los expertos de la ESA han recordado que la colisión en el espacio de un satélite estadounidense de comunicaciones (Iridium-33) con un satélite militar ruso (Kosmos-2251) provocó la destrucción de ambos y generó más de 2.200 trozos observables.