Habrá que esperar hasta finales del verano. Lo que al fin y al cabo, comparado con los dos siglos que ha durado esta historia, tampoco es mucho. Pero por fin, en unos meses, una parte del tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes será expuesta al público.
Así lo ha dejado entender hoy Xavier Nieto, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (Arqua), en la inauguración del I Congreso de Arqueología Náutica y Submarina, que se celebra hasta el sábado en la misma ciudad.
Nieto aseguró que siete técnicos del Arqua, especialistas en restauración de restos arqueológicos submarinos, están trabajando en la recuperación de todo el patrimonio que contenía la fragata (600.000 monedas de oro y plata y más objetos de valor). Tras reunirse con 11 expertos, los técnicos llegaron a la conclusión de que las piezas no pueden ser limpiadas una a una, sino que había que hacerlo por grupos, con procesos distintos según los problemas de cada categoría. De la rapidez de estos trabajos depende que parte de las monedas se puedan efectivamente mostrar a finales de verano.
“Es una satisfacción enorme”, asegura Mariano Aznar, catedrático de derecho internacional público en la universidad Jaime I de Castellón. Más aún, ya que Aznar asesoró y aconsejó a España para llevar el caso ante el Tribunal Internacional del derecho del Mar y siguió el asunto desde su origen.
El contemporáneo, obviamente. Porque para hallar el big bang real del caso hay que remontarse hasta el 5 de octubre de 1804, el día en el que la Mercedes se hundió, en la batalla del cabo de Santa María. Dos siglos después, concretamente en 2007, la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration, una compañía con sede en Tampa (Florida) y especializada en la búsqueda de pecios submarinos, halló el barco frente a las costas del Algarve. Y se llevó su valioso cargo a EE UU. A partir de ahí se desencadenó un proceso judicial hecho de recursos y contrarecursos que finalmente llegó hasta el Supremo de EE UU, para rematar la conclusión que ya otros tribunales del país habían confirmado antes: ese patrimonio es español. Y a España volvió, en febrero del año pasado.
“Judicialmente el caso es un ejemplo. Ha sentado un precedente ymuchos cazatesoros se lo pensarán antes de ir a reclamar ante un tribunal” por su botín, relata Aznar. El profesor añade que también fue la primera vez que España se personó ante una corte extranjera para reclamar su patrimonio cultural subacuático. Así, por cierto, señala el catedrático que habría que llamar a los restos arqueológicos de valor que yacen bajo el mar: “El término tesoro transmite el concepto de monetizar”.