El análisis de los restos de huevos de dinosaurios encontrados en el rico yacimiento de Coll de Nargó, en Lleida, ha ampliado el número de especies conocidas que habitaban esa zona hace más de 65 millones de años.
“En el yacimiento se habían encontrado de forma abundante restos de cáscaras, huevos y nidos atribuidos a dinosaurios, y más concretamente a los saurópodos. Hasta la fecha, solo se había reconocido un tipo de huevo de dinosaurio (ooespecie) en esta zona, el correspondiente al dinosaurio Megaloolithus siruguei. Después de analizar más de 25 estratos a lo largo de la formación Tremp, se ha podido identificar un mínimo de cuatro tipos distintos, correspondientes a las especiesCairanoolithus roussetensis, Megaloolithus aureliensis, Megaloolithus siruguei y Megaloolithus baghensis”, ha declarado a SINC Albert García Sellés, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, autor principal de un estudio que publica la revista Cretaceous Research.
Uno de los principales problemas que se encuentran los paleontólogos al estudiar los restos fósiles es determinar la edad de los sedimentos que los contienen. En este caso, los huevos han permitido datar la formación. “Gracias a la asociación de ooespecies encontradas en Coll de Nargó se ha podido establecer que este yacimiento tiene una edad comprendida entre 71 y 67 millones de años”, asegura el experto.
Es especialmente relevante que se hayan encontrado fósiles deCairanoolithus en esta zona, ya que son los primeros restos de este dinosaurios localizados en la península Ibérica. Hasta ahora solo se había hallado en el sur de Francia, informa la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.
Según García Sellés, este descubrimiento constituye una nueva prueba de la conexión entre las faunas de dinosaurios de Francia y la península Ibérica hace unos 70 millones de años.
Por otro lado, el hecho de encontrar más de 25 niveles estratigráficos con huevos y nidos es una clara evidencia de que estos grandes dinosaurios herbívoros utilizaron la zona de Coll de Nargó como área de nidificación durante varios millones de años.