A sus 30 años, el lucense Diego Martínez está considerado como el mejor físico europeo joven por la Sociedad Europea de Física, que otorga estas menciones cada dos años. Un reconocimiento que no le ha servido para conseguir una beca Ramón y Cajal, el programa estrella de incorporación de científicos de alto nivel que proporciona contratos de cinco años para que se queden en España. La comisión que juzgó su solicitud señaló su “poca relevancia internacional”. Martínez ha trabajado en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de Ginebra y ahora lo hace para el Instituto de Física de Partículas de Holanda (Nikhef).
Pregunta. ¿Le sorprendió que no le dieran la beca del programa Ramón y Cajal?
Respuesta. Un poco, pero hay que tener en cuenta que el número de becas Ramón y Cajal que se dan es muy bajo. La parte sorprendente fue no estar ni siquiera en lista de espera, así como algunas partes del informe.
P. ¿Qué opina de la expresión “falta de liderazgo internacional” con la que despachan su candidatura?
R. La frase textual es: “El solicitante ha alcanzado en su campo un nivel de relevancia internacional algo menor que el de investigadores de edades similares a la suya. No ha demostrado todavía claramente capacidad de liderazgo científico”. No tiene justificación, más aún cuando ponen explícitamente “edades similares a la suya”. Y en el currículum que envié, había información más que suficiente, incluidos roles de coordinación de grupos internacionales.
P. ¿Cree que la capacidad científica española podrá recuperarse en el futuro de los recortes a la investigación?
R. No creo que recortar en investigación o en educación sea positivo. Entiendo que España tenga problemas con su presupuesto en estos momentos, pero no creo que I+D sea el mejor sitio para recortar. Dicho así, un poco simplificado en una economía global, un país puede tener tres cosas: o recursos naturales, que tampoco es que tengamos demasiados, o gente capacitada con un nivel educativo alto y una industria que pueda generar valor añadido o, si no, solo te queda tener mano de obra barata. Sobre el futuro, la capacidad científica seguro que se puede recuperar, pero la distancia respecto a otros países será más grande.
P. Muchos científicos jóvenes y no tan jóvenes se están yendo porque sus perspectivas son mejores fuera. ¿Por qué quería usted volver a España?
R. Bueno, primero hay que aclarar una cosa. Que un investigador joven pase unos cuantos años fuera de su lugar de origen es razonable y común en toda Europa. Lo que sí es cierto es que en el caso de España es mucho más difícil volverse. En cuanto a por qué volver, bueno, en algún momento uno se cansa de estar emigrado. Y, al menos en mi campo, desde España se puede trabajar con buenos medios. Hay que tener en cuenta que, como Estado miembro del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), las universidades españolas pueden hacer uso de sus instalaciones y recursos. Los datos del LHC o el software del analisis del CERN están tan disponibles tanto para alguien de Berlín, como para alguien de Santiago.
P. Estuvo trabajando y a punto de obtener una plaza de cinco años en el CERN. ¿Cree que en el extranjero tratan mejor a sus investigadores?
R. Evidentemente, hay países que dedican mucho más presupuesto a I+D en proporción al PIB.