Este descubrimiento podría contribuir a explicar por qué las hembras de las ballenas asesinas y de los seres humanos viven más que los machos. En el caso de las ballenas asesinas (también conocidas como orcas), las diferencias en la esperanza de vida son muy marcadas, con hembras que habitualmente viven hasta los 90 años, mientras que los machos raramente sobrepasan los 50.
“En la gran mayoría de las especies, el potencial de un individuo para aumentar la propagación de sus genes se detiene cuando deja de reproducirse”, manifestó a Discovery Noticias Darren Croft, co-autor de la investigación. “Nuestros resultados demuestran que, al igual que en los seres humanos, las hembras de las ballenas asesinas pueden continuar su propagación genética mucho después de la menopausia”.
“Y lo logran colaborando con la supervivencia de sus hijos ya adultos, lo que da como resultado un incremento de la cantidad de nietos que tienen esos mismos hijos”, explicó Croft, un estudioso del comportamiento animal de la Universidad de Exeter. “A través de este proceso, la evolución favorece el hecho de que las hembras vivan más después de la menopausia”.
Croft y sus colegas de las universidades de Exeter y York, del Centro de Investigación sobre Ballenas y de la Estación Biológica del Pacífico, analizaron registros que abarcaban 36 años de documentación de dos poblaciones de ballenas asesinas en las aguas del norte del Océano Pacífico que bañan a los Estados Unidos y Canadá. El conjunto de informes estaba compuesto por 589 animales individualmente identificables, de los cuales 297 murieron durante el período del estudio.
Después de evaluar estadísticamente los nacimientos para calcular las probabilidades de supervivencia de una ballena de cualquier edad, los investigadores descubrieron que las ballenas con madres más maduras sobrevivían más años. Y esta afirmación se concretaba especialmente en el caso de los machos.
“Debido a la estructura social estable de las ballenas asesinas, cuando los hijos se aparean las crías quedan a cargo de las hembras de otro grupo familiar”, declaró Croft. “Por el contrario, cuando se reproducen las hijas, las crías permanecen en su grupo, lo que aumenta la competencia local por los recursos entre los miembros de la misma familia”.
“Nuestra teoría mantiene que con el objeto de mejorar las probabilidades de esparcir sus genes sin cargar con crías adicionales, las madres deben concentrar sus esfuerzos en sus hijos”, agregó. “Y nuestra investigación apoya esta teoría, demostrando que los hijos adultos también dependen de sus madres para sobrevivir”.
Las hembras de ballenas asesinas ayudan a sus hijos colaborando con la caza, apoyándolos durante las peleas y a través de otros medios.
Y esa clase de cuidados podría ayudar a explicar la existencia de la menopausia en primer lugar.
“Mientras se cree que la menopausia evolucionó en los seres humanos para darles la oportunidad a las mujeres de ocuparse de sus nietos, parecería ser que las hembras de las ballenas asesinas funcionan como cuidadoras eternas de sus propias crías, especialmente de los machos adultos”, afirmó Croft. “Es absolutamente increíble que esos hijos permanezcan junto a sus madres durante toda su vida”.